Mayoría no usa internet con fines productivos y se requerirían décadas para mejorar habilidades digitales que población declara necesitar


Pese a que Chile es el país con mayor porcentaje de personas que usa internet en América Latina, al compararlo con países OCDE, está rezagado en utilizar dicha tecnología con fines productivos. La mayoría ocupa la red para comunicarse o entretenerse.

Al estimar el impacto del uso de internet en las micro y pequeñas empresas (MIPES),  la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) advierte que se asocia a mejoras de un 5,6% en la productividad laboral (en promedio).

Las barreras más relevantes en Chile relativas al uso, se asocian al capital humano. En efecto, la brecha de profesionales en tecnologías de la información y comunicación (TIC) llega a casi 5.000 personas por año, y el 40 % de la población ocupada, declara que necesita mayor capacitación. Sin embargo, los datos muestran que solo 76.840 personas al año (en promedio) llegan a instruirse.

En este sentido, se calcula que se requerirían cerca de 48 años, sólo para cubrir la población que declara mayores necesidades de formación en habilidades digitales en 2022.

Mientras, en el plano escolar, el currículo de Chile no contempla explícitamente el desarrollo de conocimientos, ni habilidades intermedias y/o avanzadas en TIC y existe solo un profesor de tecnología o computación por cada 204 establecimientos.

En cuanto a la brecha de calidad de internet, (que se define principalmente en base a la velocidad de banda ancha y la continuidad del servicio), Chile refleja dos realidades. Por un lado es el segundo país a nivel  mundial en cuanto a la velocidad de descarga de red fija, y por otra parte, presenta severa inequidad territorial. Bajar información desde la red fija en regiones con menor velocidad, es 4 veces más lento que hacerlo desde otras con mayor velocidad.

Otro indicador relevante del nivel de calidad  es la continuidad del servicio. En Chile, entre 2018 y 2021, el número de interrupciones masivas, se incrementó en un 151,4%. El mantenimiento fue la principal causa y aún está pendiente que se dicte un plan de acción.

Estimaciones de la CNEP muestran que si las interrupciones ocurridas solo durante 2021 afectasen al 10 % de las empresas y hogares del país, el costo sería de $113.700 millones, equivalente a cerca de un 0,1% del PIB.

El detalle de la brecha digital que enfrenta Chile, de acuerdo al uso y calidadde internet,  es lo que acaba de publicar la CNEP, en el marco de los avances de la investigación mandatada por el Gobierno de Chile en 2022 “Productividad en sector Telecomunicaciones”.

A nivel local, la brecha digital, vista como el contraste que existe entre aquellos que usan, acceden, tienen un servicio de calidad y cobertura de fibra óptica, con los que no, se manifiesta principalmente en términos del tipo de uso que se le da a internet, donde la falta de competencias digitales tiene un impacto significativo, en calidad desigual a lo largo del territorio, falta de acceso en sectores de escasos recursos, e inexistencia de cobertura de fibra óptica para 5,6 millones de personas.

Brecha en el uso productivo de internet y falta de competencias digitales

La evidencia muestra que tanto el uso como el acceso a tecnologías permite aumentar el bienestar, la productividad de las empresas, mejorar la eficiencia y eficacia del Estado, situándose como un ingrediente crucial para la transformación digital y el crecimiento económico.

En Chile, un 86 % de las personas mayores a 16 años, utilizan internet de forma regular. Sin embargo, el principal uso que se le da está ligado a la comunicación y el entretenimiento con un 76% y 63% respectivamente.

Al comparar a Chile con países OCDE, se observa que el país se encuentra rezagado en cuanto a la proporción de  personas que usa de internet con fines productivos. En efecto, Chile tiene menos del doble de penetración en áreas como e-banking, interacción con el Estado y búsqueda de información, en comparación con un país promedio OCDE.

En cuanto al acceso de las empresas a internet, hay una tendencia al alza desde 2010. A 2022 se estima que existen 0,4 y 2,2 contratos de internet comerciales por empresa para la red fija y móvil, respectivamente.

La mayor penetración de internet se ha traducido en una mayor proporción de uso del servicio, pero en particular de las grandes. Los datos muestran que el 90% de éstas contratan servicios profesionales asociados a internet (hospedaje y tratamiento de datos, desarrollo de páginas web y canales de ventas digitales, entre otros), mientras que las pequeñas y micro están rezagadas con un 59 y 40%, respectivamente.

Estimaciones para Chile en el marco de este estudio, con datos del SII entre 2016 y 2021, dan cuenta del impacto que tienen las tecnologías digitales en MIPES. Específicamente, el uso de internet se asocia a mejoras, en promedio, de cerca de 5,6% en la productividad laboral.

En base a evidencia recogida para esta investigación, la barrera más relevante que restringe un mayor uso de las TIC en las empresas de menor tamaño, es la limitación del capital humano.

Sin ir más lejos, la brecha de profesionales en tecnologías de información (TI) es de cerca de 5.000 personas por año, en especial en áreas como ciberseguridad, desarrollo de páginas web, herramientas de uso diario en la oficina y softwares de colaboración (OCDE, 2023). Esta situación se agrava si se  considera que,  sólo el 3,7% de  los graduados universitarios en 2021 lo hicieron en dicha área, siendo una de las proporciones más bajas entre los países OCDE (OCDE, 2021).

Más aún, desde 2017 las empresas declaran tener dificultad para llenar sus vacantes de especialistas. Datos de la Encuesta TIC, 2018 mostraban que un 30% tenía dificultades debido a falta de postulantes  y un 18% declaraba que los candidatos no contaban con las capacidades suficientes para el cargo.

Asimismo, encuestas realizadas en 2022 revelan que los chilenos perciben un déficit de competencias digitales para completar sus tareas en el trabajo. Al respecto, cifras muestran que cerca de un 34% de las personas en edad de trabajar declara que necesita mayor capacitación o formación en habilidades digitales, equivalente a cerca de 5 millones y medio de personas. Esta proporción es incluso  mayor si  se considera  sólo a la  población ocupada entre quienes un 41% declara que requiere de mayores habilidades digitales.

En Chile, el desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias intermedias (como la utilización de softwares de manejo de datos y texto); y el, de conocimientos, habilidades y competencias avanzadas (como la creación de algoritmos y evaluar o escribir códigos) no está  contemplado de forma explicita en el currículo escolar, situación que  contrasta con países referentes quienes tienden a incorporarlo de forma explicita en su malla curricular.

A esto se debe agregar que existe un profesor especializado (con mención en tecnología o computación) por cada 204 establecimientos. Asimismo, la inexistencia de mediciones estandarizadas y sistemáticas para monitorear el estado de avance de las habilidades digitales, reduce la capacidad de evaluar la efectividad de las políticas educativas e identificar brechas.

De hecho, la última medición masiva de las habilidades digitales fue implementada por el MINEDUC en 2013 (MINEDUC, 2014), a través de la cual se constató que cerca del 50 % de los estudiantes tenía un nivel básico y sólo un 2% contaba con habilidades avanzadas que permitieran evaluar información obtenida en el internet y sus riesgos.

En búsqueda de reducir la brecha de habilidades digitales, el Consejo de la CNEP recomienda al gobierno de Chile modificar el currículo nacional incorporando explícitamente, el desarrollo de habilidades digitales o TIC, además de realizar periódicamente una evaluación del nivel de habilidades digitales en los escolares.

Sumado a este escenario, se advierte un descalce entre la potencial demanda por el desarrollo de habilidades digitales y la oferta de capacitaciones entre los trabajadores. Si bien, cerca del 40% de la población ocupada (equivalente a casi 3,7 millones de personas), declara que necesitan una mayor capacitación o formación en habilidades digitales; se capacitan, en promedio cerca de 76.840 personas al año mediante SENCE (principal herramienta de capacitaciones públicas). De esta forma, si se mantuviese el ritmo de capacitaciones, se requerirían cerca de 48 años sólo para cubrir la población que declara mayores necesidades de capacitación o formación en habilidades digitales en 2022.

Otra arista observada en cuanto al uso, se da a nivel de Estado. Si bien a diciembre de 2022, el 89% de los trámites del gobierno central se pueden realizar de forma completamente virtual, persiste una brecha en la facilidad de interacción. En concreto, un 31% de quienes postulan a bonos, subsidios o programas del Estado declara que le es muy difícil (Encuesta Empleo-UC, 2022).

Por otro lado, se evidencian falencias institucionales para potenciar el uso de TIC en el Estado. Sin ir más lejos, la División de Gobierno Digital, aún cuando tiene el mandato de coordinar, asesorar y apoyar el uso estratégico de tecnologías digitales, datos e información pública, carece de potestades regulatorias para fijar estándares (por ejemplo, el uso de plataformas transversales como ClaveÚnica) y tampoco cuenta con un mandato explícito para el desarrollo de plataformas transversales.  Por ello, la CNEP  recomienda crear una institución de Gobierno Digital con potestades de regulador y supervisor en línea con lo recomendado OCDE para Chile en 2016.

Inequidad territorial en la calidad de internet y aumento de interrupciones masivas

De acuerdo a análisis realizados por la OCDE, disponer de métricas de calidad como velocidad o interrupciones, no solo es relevante para los usuarios, quienes pueden contar con una mejor información sobre la calidad de servicio, sino también para el regulador, al permitirle focalizar políticas a fin de asegurar el acceso de calidad a servicios tales como salud, educación, servicios públicos, etc.

En función a información provista por Ookla (compañía a nivel mundial en medición y análisis de velocidad de redes móviles y fijas), Chile se ubica en el segundo puesto del mundo en cuanto a la velocidad de descarga percibida de red fija, y en torno a la mitad de países referentes en velocidad móvil.

En los últimos años, el crecimiento de la velocidad de descarga promedio en Chile, ha sido exponencial, pasando desde 26,7 Mbps  en 2017 a 258,3 Mbps en 2022. Sin embargo, la velocidad para descargar información a lo largo del territorio es desigual para la red fija y móvil. Bajar información desde la red fija en Arica y Parinacota (región con menor velocidad) es 4 veces más lento que hacerlo desde Santiago (región con mayor velocidad). Por otra parte, hoy la velocidad de descarga en la red móvil es casi 5 veces más rápida que hace 5 años, y hacerlo desde Tarapacá (región con menor velocidad) es 2 veces más lento que realizarlo desde la RM (mayor velocidad).

Otro indicador relevante del nivel de calidad de los servicios de internet radica en la continuidad del servicio, medido a través de la frecuencia y extensión de las interrupciones.

De acuerdo a información reportada por las empresas, entre 2018 y 2021, el número de interrupciones masivas se incrementó en un 151,4%, pasando de un promedio trimestral de 27.934 a 70.214 eventos.

Si bien el mantenimiento fue la principal causa de las interrupciones (69% del promedio de casos al año), en Chile no existe una regulación sectorial especifica que establezca características mínimas y comunes para la gestión y mantención de la red. Al respecto cabe precisar que  la Ley General de Telecomunicaciones (1982) establece que se debe publicar un plan de gestión y mantención de la red, pero dicho plan, a junio de 2023, aún no es publicado. El impacto de las interrupciones de internet es considerable. De acuerdo a estimaciones de la CNEP, si las interrupciones ocurridas solo durante 2021 afectasen al 10% de las empresas y hogares del país, esto implicaría un costo estimado de $113.700 millones, equivalente a cerca de un 0,1% del PIB.

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