23/Ago/2024
- Al representar a Chile en la “17ª Conferencia sobre Buenas Prácticas Regulatorias” (GRP17) de APEC, el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), Rodrigo Krell, subrayó que “la evidencia disponible sugiere que la calidad regulatoria juega un papel crucial en crecimiento de la economía, productividad y formalidad del empleo.
- Enfatizó que “Chile ha visto un declive significativo en la calidad de sus regulaciones. Mientras en 1996, el país se ubicaba en el percentil 94.02, en 2022 alcanzó 78.57. Estos datos muestran señales de alerta frente a nuestras regulaciones, que tienen desafíos significativamente más complejos, que los que enfrentábamos hace 30 años”, enfatizó.
Viernes, 23 de agosto, 2024. En su participación como representante de Chile en la 17ª Conferencia sobre Buenas Prácticas Regulatorias (GRP17) de APEC, realizada esta semana en Perú, el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), Rodrigo Krell, abordó la realidad que enfrenta Chile y los desafíos en calidad regulatoria, crecimiento, productividad y formalidad laboral.
Para responder a las preguntas sobre cuál es el papel de la calidad regulatoria en la productividad, competencia y economía, los vínculos y efectos de la regulación en el desempeño económico de las empresas y en la informalidad laboral, se detuvo en ahondar en la estrecha relación que se da entre dichas variables.
En este sentido, partió por explicar que “Chile ha visto un declive significativo en la calidad de sus regulaciones. Mientras en 1996, el país se ubicaba en el percentil 94.02, en 2022 alcanzó 78.57 (World Governance Index). Estos datos muestran señales de alerta frente a nuestras regulaciones, que tienen desafíos significativamente más complejos, que los que enfrentábamos hace 30 años”, enfatizó.
Por otra parte, mostró la tendencia de desaceleración que ha experimentado la PTF en Chile (Productividad Total de Factores) desde la última década (2011-2023) con una tasa promedio de -0,273%. Al comparar dicha cifra, con las tasas de crecimiento sobre el 3% registradas a comienzos de la década de los 90’, es posible advertir que los últimos 15 años (2008-2023), mirados exclusivamente en términos del crecimiento de la productividad, se traducen en una etapa perdida. Esta situación resalta la necesidad de generar medidas para impulsarla, (cambios regulatorios, educación, tecnológicos, masificación del teletrabajo), afirmó.
Advirtió que dicha disminución de la productividad “es preocupante, porque limita la capacidad de la economía chilena para crecer y generar empleo formal”.
Para explicar lo anterior, mostró la correlación negativa existente entre la tendencia de crecimiento que muestra el nivel de desarrollo económico (medido por el PIB per cápita) y la informalidad laboral: a medida que el PIB per cápita aumenta, el porcentaje de la informalidad laboral tiende a disminuir, y viceversa (cuando el PIB per cápita baja, la informalidad laboral aumenta). Esto sugiere que las economías más avanzadas, con regulaciones más efectivas, tienden a tener menores niveles de informalidad, subrayó. Detalló también con preocupación, el hecho que la PTF en Chile, haya dejado de contribuir en el crecimiento del PIB. Mientras entre 1991 y el 2000 explicó más de 1/3 del crecimiento anual promedio, desde el 2006 en adelante, su influencia ha sido prácticamente nula o negativa”, señaló.
Lo anterior descrito, “es un escenario que muestra la urgencia que Chile fortalezca su marco regulatorio, para mejorar el desempeño económico, productividad y fomentar empleo formal”, manifestó.
Por otra parte, explicó que la tasa de informalidad laboral en Chile, junto con mostrar persistencia y fluctuar entre 27% y el 30% (2017 y 2024), ha mostrado ser más alta en mujeres (30.3% y 31.6%) que en hombres, (30.3% y 31.6%).
Mientras países como Chad e India, con un PIB per cápita bajo, muestran tendencias crecientes de informalidad, naciones como Singapur y Estados Unidos, con un PIB per cápita más alto, presentan la situación opuesta.
Advirtió además, que en el contexto de las economías en desarrollo, donde la informalidad es más prevalente, y la calidad de las regulaciones es más crítica, “mejorar su calidad, es una estrategia clave para potenciar la formalidad, promover un desarrollo económico más equitativo, sostenible, y abordar las disparidades de género, como en el caso del mercado laboral chileno”, aseveró.
Al respecto, destacó que en Chile “se ha avanzado en la revisión de reformas sectoriales con el objetivo de mejorar la inversión, crecimiento y productividad. Por ejemplo, y como resultado de varios estudios específicos, la CNEP ha analizado el sistema de permisos para la inversión. El diagnóstico de la CNEP, que identificó al sistema como inestable, ineficiente e incierto jurídicamente, y sobre el cual existe consenso transversal, está presente dentro la discusión legislativa”, concluyó.