Productividad en Chile permanece estancada: su impacto casi nulo en el crecimiento para 2024 oscilaría entre -0,2% y 0,1%


Cifra es consistente con la tendencia de hace 16 años: productividad sigue sin aportar al crecimiento económico del país (PIB- Producto Interno Bruto), experimentando una variación para el 2024 estimada entre – 0.2% y 0.1% para la economía agregada (cálculo que considera todos los sectores, incluyendo el minero), e igual cifra para la economía sin minería. 

Mientras  el empleo total creció un 0,8% (con un aumento del 2,9% en el número de trabajadores y una caída del 1,6% en las horas trabajadas en promedio), el capital acumulado registró un incremento entre 1,4% y 1,6% (2024). 

Al analizar los factores que impulsan el crecimiento económico—trabajo, capital y Productividad Total de Factores (PTF)—, la CNEP advierte que, si bien el trabajo y el capital registraron un crecimiento conjunto del 2,4 % (según el ajuste CNEP) y del 2,2 % (según el ajuste DIPRES), la PTF, que mide la eficiencia en el uso de estos recursos, presenta una variación prácticamente nula, fluctuando entre -0,2 % y 0,1 %. Esto significa que el aporte de la productividad al crecimiento económico, será prácticamente inexistente en 2024, evidenciando un desafío estructural que limita el desarrollo económico sostenible del país.

Al respecto, el presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing, advirtió que “la economía no está logrando generar más valor mediante el uso optimizado de los recursos, lo que restringe su capacidad para sostener un desarrollo económico robusto, competitivo y sostenible en el tiempo”.

En la materia, el secretario ejecutivo de la CNEP, Rodrigo Krell, señaló que “las causas más importantes del lento crecimiento de la productividad de los últimos años, giran en torno a la desaceleración de la productividad a nivel global; distorsiones en la asignación eficiente de recursos en la economía; rigideces del mercado laboral; deficiencias del Estado en la entrega de permisos necesarios para la inversión; rezago del sistema educativo y de formación de competencias, además de bajos índices de innovación, investigación y desarrollo. A lo anterior, debemos sumar el hecho que  los efectos productivos de la inteligencia artificial, aún no son evidentes”.

Por segundo año, junto con presentar las cifras de la PTF, la CNEP analizó la productividad laboral. Al respecto, , Rodrigo Krell, explicó que si bien dicha variable en 2024 creció 1.0% respecto de 2023, fue impulsada principalmente por un aumento del capital por trabajador, pero el impacto de otros factores, como capital humano y eficiencia en general, medida por la PTF, fue menor.

En esta oportunidad, el informe anual de la CNEP, también incluyó una actualización sobre el grado de avance en la implementación de las 512 recomendaciones de política pública propuestas por la entidad. Análisis revela que el 42 % ha logrado algún nivel de cumplimiento, mientras que el 58 % siguen sin implementarse, reflejando avances y retos en la ejecución de políticas públicas basadas en evidencia.

Para analizar con mayor profundidad el comportamiento de la productividad, la CNEP ha habilitado en su sitio web (www.cnep.cl) el dashboard “Evolución de la Productividad en Chile”, herramienta que permite explorar en detalle el desempeño de la PTF desde 1990 hasta la fecha.

En esta oportunidad el Informe Anual de Productividad incluye como estudio exploratorio el capítulo: “Poder de Negociación y Eficiencia: evidencia de negociaciones colectivas”, elaborado por el economista Estefano Rubio. investigación que  analiza el impacto de la reforma laboral en Chile de 2017, en salarios, empleo y rentabilidad empresarial.

Martes, 14 de enero, 2024. Una variación entre -0.2% y 0.1% en la Productividad Total de los Factores (PTF) es lo que estima la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) para 2024, tanto en la economía agregada y para la economía no minera. 

Así lo informo está mañana el presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing, junto al secretario ejecutivo de la entidad, Rodrigo Krell. 

Aunque el rango proyectado para 2024 (-0,2% y 0,1%) demuestra una interrupción a las caídas sucesivas de la productividad registradas en años anteriores, (rangos de –1,1% y -1% en 2023; y -4,6% y -4,5%, en 2022), no puede interpretarse como una recuperación estructural ni un cambio de tendencia. 

Cabe indicar que los aumentos excepcionales observados en 2020 y 2021, impulsados por la reapertura de la economía y los estímulos fiscales y monetarios post-pandemia, fueron un evento transitorio que no logró revertir el estancamiento de fondo. En el resto de los años, la PTF sigue mostrando un desempeño limitado que deja al crecimiento económico del país dependiente de factores acumulativos como el trabajo y el capital.

En la oportunidad, Bergoeing advirtió que, dado que la productividad es la variable más importante que determina el crecimiento de un país, porque mejora la eficiencia en el uso de recursos y tiene un potencial ilimitado, se observa que Chile está ante un desafío estructural: “la economía no está logrando generar más valor mediante el uso optimizado de los recursos existentes, lo que restringe su capacidad para sostener un desarrollo económico robusto, competitivo  y sostenible en el tiempo”.

“Adicionalmente, los ajustes de calidad de capital humano y utilización de capital prácticamente no variaron respecto del año anterior. De esta forma, el capital y trabajo son los principales factores que contribuyen al crecimiento económico, minimizando el rol de la productividad en el crecimiento durante 2024”, agregó.

La PTF, indicador que mide cuán eficientemente una economía utiliza y combina sus recursos como el trabajo y capital para agregar valor, permite determinar cuánto del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) proviene de avances en la eficiencia, y no del incremento en la cantidad de recursos empleados. 

Mientras en los años 90, las mejoras en productividad superaban el 3% anual, contribuyendo significativamente al crecimiento económico (entre 1991 y 1995, el crecimiento promedio del PIB fue del 7,6% anual, y la productividad aportó aproximadamente el 40% de ese incremento: cerca de 3 puntos porcentuales), en las últimas dos décadas, Chile ha experimentado un estancamiento en su productividad.

Durante la primera década de los 2000, la acumulación de capital reemplazó gradualmente a la productividad como el principal motor del crecimiento. Entre 2001 y 2005, la Productividad Total de Factores creció en promedio un 1,3% anual, pero entre 2006 y 2010 cayó un 0,2% anual promedio, mientras que el capital aportó un 2,7% anual al crecimiento del PIB, consolidándose como el factor predominante para el crecimiento económico.

El informe precisa que, en 2024, este patrón se mantiene. La PTF se encuentra un 1,5% por debajo de su nivel prepandemia, lo que refleja una caída en la eficiencia con la que se utilizan los recursos. Aunque el número de trabajadores ha crecido un 4,5% y el stock neto de capital es un 15,7% mayor que en 2019, el nivel de producción, medido a través del PIB real, ha aumentado solo un 9% en el mismo período. Esto significa que, aunque hay más recursos disponibles (trabajo y capital), estos no se están utilizando de manera eficiente para generar un crecimiento proporcional. 

“A este ritmo, sin mejoras en eficiencia, la economía chilena tardaría 30 años en duplicar su ingreso. En cambio, si se lograra un incremento del 1% anual en productividad, ese plazo podría reducirse en casi una década, demostrando su papel fundamental para acelerar el crecimiento y el bienestar económico”, precisó el presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing.

Para la economía sin minería, se observa algo similar. Respecto del año anterior, se proyecta que la producción aumentó aproximadamente un 2%, impulsada exclusivamente por un aumento conjunto del capital y trabajo, observándose una variación en la productividad no minera de entre -0.2% y 0.1%.

Al ahondar en la materia, Bergoeing indicó que “el hecho que el crecimiento de Chile dependa   principalmente del aumento en los recursos, como una mayor cantidad de trabajadores o nuevas inversiones en infraestructura, y no de mejoras en la PTF, representa un límite estructural al potencial de desarrollo del país a largo plazo. El crecimiento basado en la PTF, no solo es más sustentable en el tiempo, sino que también permite maximizar el uso de los recursos disponibles. Redirigir los esfuerzos en mejorar la PTF, permitirá optimizar el uso de los recursos disponibles, fortalecer nuestra competitividad global, y garantizar mayor bienestar económico y sostenible para las personas”.

¿Qué hipótesis explican el estancamiento de la productividad?

Rodrigo Krell detalló que “en base a las limitaciones que presenta la medición de la Productividad Total de Factores, las cuales surgen de la complejidad de evaluar cómo interactúan y contribuyen al crecimiento los distintos factores productivos —trabajo, capital y eficiencia—, es fundamental comprender los desafíos asociados a este indicador. Estas limitaciones condicionan tanto la interpretación de sus resultados como la identificación precisa de los determinantes de su estancamiento”.

Explicó que “la desaceleración de la productividad, no es un problema exclusivo de Chile, sino un fenómeno que se ha extendido a nivel global desde la crisis financiera de 2007. El crecimiento de la PTF en el mundo ha disminuido drásticamente. Durante el período 2008-2023, este indicador creció apenas un 0.6% anual, muy por debajo de los registros de décadas anteriores. Esto refleja una tendencia sostenida de menor inversión en tecnología, endurecimiento de condiciones crediticias y menor dinamismo empresarial, elementos que han restringido las posibilidades de avance en numerosos países”.

En el caso de Chile, además de enfrentar estos desafíos globales, señaló que “existe un problema estructural relacionado con la eficiencia en la asignación de recursos. Cuando el capital y el trabajo no se destinan a las empresas más productivas, el crecimiento de la economía se ve limitado. Estudios recientes indican que, si logramos mejorar esta asignación, podríamos incrementar la PTF en hasta un 44% para toda la economía. Sin embargo, seguimos enfrentando barreras importantes, como rigideces en el mercado laboral y los largos plazos para la aprobación de proyectos de inversión, que dificultan esta redistribución eficiente”.

Otro factor que ha impedido sostener incrementos en la productividad en el mediano y largo plazo, es el déficit en innovación empresarial. “Al respecto, los datos muestran que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en Chile es comparativamente baja”, lo que calificó como una de las grandes debilidades del país. “En 2022, el gasto en I+D representó solo el 0.39% del PIB, una cifra muy inferior al promedio de la OCDE, que supera el 2.7%. Aunque sabemos que la inversión en I+D es clave para fomentar la innovación y mejorar la productividad, muchas empresas chilenas son reticentes a invertir debido a los largos plazos e incertidumbres asociadas con los retornos de estas iniciativas”, afirmó.

Por otra parte, el sistema educacional y, en general, de formación de competencias para el trabajo tiene deficiencias importantes que le han impedido conjugar su aumento en la cobertura con una mayor calidad. «Reiteradas mediciones sobre el nivel educativo de la población señalan inequívocamente que un porcentaje elevado de la fuerza de trabajo no cuenta con las habilidades mínimas para desempeñarse en los empleos que demanda una economía global crecientemente compleja y digitalizada», destacó.

Continuando con el análisis de posibles hipótesis que explican la baja productividad, destacó que si bien la integración de la inteligencia artificial (IA) en usos productivos en Chile es todavía incipiente, su adopción tiene el potencial de transformar profundamente la economía chilena, especialmente en sectores clave como la minería, la agricultura y los servicios. 

“Al automatizar tareas rutinarias, mejorar la precisión en los procesos y optimizar la toma de decisiones, podría aumentar la productividad total de los factores al permitir un uso más eficiente de los recursos disponibles. Sin embargo, su verdadero impacto depende de la capacidad de integrar estas tecnologías en las cadenas de valor existentes, complementando las habilidades humanas en lugar de sustituirlas. Esto requerirá esfuerzos significativos en formación laboral, desarrollo de infraestructura tecnológica y un marco regulatorio que fomente la innovación”, señaló. 

Precisó que, en el caso de Chile, “las empresas aún enfrentan barreras relacionadas con la falta de recursos, capacitación e infraestructura tecnológica. Aunque hay casos puntuales de éxito, como en la minería, todavía estamos lejos de aprovechar plenamente esta tecnología como un motor de productividad”.

El documento de la CNEP también indica que, a nivel global, ningún país ha logrado aún aumentar significativamente su productividad gracias a la IA, lo que refleja tanto la complejidad de integrar esta tecnología como la etapa temprana de su desarrollo. Si bien economías avanzadas como Estados Unidos y China lideran la inversión y experimentación en IA, sus impactos en la PTF han sido, hasta ahora, marginales. Esto sugiere que la plena incorporación de la IA en los procesos productivos es un desafío a largo plazo, que requiere no solo avances tecnológicos, sino también adaptaciones sociales, culturales y organizacionales profundas. 

En base en el contexto internacional descrito, se precisa que Chile tiene la oportunidad de aprender de las experiencias de otros países, mientras avanza en la creación de condiciones para que la IA sea un motor efectivo de productividad en el futuro. 

Por otra parte, y en línea con la caída de productividad agregada en 2023, el informe de la CNEP dio cuenta además que seis de los ocho sectores productivos redujeron su PTF dicho año.

Mientras sectores como Electricidad, Gas y Agua (EGA) y Construcción registraron incrementos en la PTF, con crecimientos de 12.3% y 1.6% respectivamente, la mayoría de los sectores experimentaron caídas significativas. Por ejemplo, el sector minero tuvo una disminución del 5.4% en su productividad, arrastrado por factores estructurales como la menor ley del mineral, problemas operativos y una caída en la producción de Codelco. Otros sectores como comercio, hoteles y restaurantes también mostraron una importante contracción (-5.3%), influenciada por la reducción del consumo de los hogares en un 5.2%.

Los resultados positivos en EGA están asociados al uso de insumos renovables de menor costo, como energía hídrica, solar y eólica, mientras que en construcción, la salida de empresas menos productivas podría explicar la mejora en el rendimiento promedio del sector. Sin embargo, estos casos contrastan con sectores como minería y comercio, que enfrentan desafíos estructurales más complejos.

En esa misma línea, solo tres sectores—Agricultura, EGA y Servicios—superaron los niveles de productividad prepandemia (2019) entre 2020 y 2023, destacando el papel de los recursos renovables y la diversificación en la recuperación. En cambio, el sector minero se mantiene 24 puntos porcentuales por debajo de sus niveles prepandemia, aunque con una atenuación en la magnitud de su caída en comparación con años anteriores.

Por otro lado, Rodrigo Krell ahondó en que la PTF no es el único indicador posible para comprender la productividad. Al respecto, junto con destacar que esta es la segunda vez que la CNEP incluye la Productividad Laboral en sus análisis, explicó que, a diferencia de la PTF, que mide cómo se combinan capital y trabajo para generar valor, la productividad laboral se enfoca exclusivamente en el rendimiento del trabajo. “Es una medida más directa y sencilla, particularmente útil para comparaciones internacionales, que mide cómo el trabajo contribuye al crecimiento económico, evaluando cuánta producción genera cada unidad de trabajo”.

Indicó que si bien la productividad laboral en 2024 creció un 1.0% respecto al año anterior, fue impulsada principalmente por un aumento del capital por trabajador, conocido como profundización del capital. “Esto significa que cada empleado tuvo acceso a más recursos, como herramientas y tecnología, que incrementaron su capacidad productiva. Sin embargo, el impacto de otros factores, como capital humano y eficiencia general medida por la PTF, fue limitado”, precisó.

Adicionalmente, Krell detalló que, aunque la productividad laboral muestra una tendencia positiva desde 1990, y su valor el 2024 más que duplica al observado para 1990, su ritmo de crecimiento ha disminuido considerablemente. “Entre 1991 y 2010, creció a un promedio anual del 3.3%. Sin embargo, entre 2011 y 2024, dicha tasa cayó a 1.3%”.

“Lo anterior se traduce en que, si bien hemos mejorado nuestra posición relativa respecto a otros países, aún no hemos logrado cerrar la brecha con economías más desarrolladas. En 2022 nos posicionamos dentro de los países con menor productividad laboral en la OCDE, superando solo a Colombia, México y Costa Rica. Esto revela una brecha significativa respecto de economías más avanzadas y subraya la urgencia de mejorar nuestro desempeño laboral y limitaciones estructurales para impulsar el desarrollo económico”, destacó.

Informe CNEP: 42 % de recomendaciones con cumplimiento parcial o total

En esta oportunidad, el informe anual de la CNEP también incluyó una actualización sobre el grado de avance en la implementación de las 512 recomendaciones de política pública propuestas por la entidad. En la materia, Rodrigo Krell detalló que dicho reporte incluye 60 nuevas medidas provenientes de estudios recientes. 

Análisis señala que el 42 % de las recomendaciones (215) han alcanzado un nivel de cumplimiento parcial o total, mientras que el 58 % restante (298) siguen sin implementarse.

Mencionó que “entre los estudios con mayor avance destacan “Productividad en el Sector de la Construcción”, que alcanzó un total de 18 recomendaciones con algún nivel de cumplimiento, y “Formación de Competencias para el Trabajo en Chile”, que muestra 21 recomendaciones cumplidas parcialmente y 2 con cumplimiento total. Por otro lado, áreas como la “Eficiencia en la Gestión de Atención Primaria de Salud” y la “Regulación de Tecnologías Disruptivas” presentan un progreso limitado, con la mayoría de sus propuestas aún sin implementarse”.

Agregó que esta actualización también evidenció disparidades significativas en los niveles de cumplimiento entre sectores. “Por ejemplo, en el estudio “Calidad Regulatoria en Chile: Una Revisión de Sectores Estratégicos”, solo el 7 % de las 108 recomendaciones alcanzaron cumplimiento total, mientras que el 67 % permanecen sin avances. En contraste, el sector minero, con el estudio “Productividad de la Gran Minería del Cobre”, logró implementar parcialmente o totalmente el 47 % de sus 53 recomendaciones”, precisó.

Ahondó en que “el monitoreo continuo de estas recomendaciones es esencial para validar su impacto y garantizar que las políticas públicas se fundamenten en evidencia sólida. Además, permite identificar las áreas donde los esfuerzos deben intensificarse. Por ejemplo, en salud primaria, el bajo cumplimiento en propuestas críticas subraya la necesidad de priorizar la mejora en gestión y eficiencia, mientras que en el sector construcción los avances demuestran el impacto positivo de implementar políticas basadas en evidencia”, argumentó.

“Reforma laboral chilena de 2017 parece no haber afectado significativamente la eficiencia en las empresas»

La reforma laboral chilena de 2017 se consolida como un caso paradigmático en la búsqueda de equilibrio entre equidad laboral y estabilidad empresarial. Así lo sugiere el estudio exploratorio Poder de Negociación y Eficiencia: evidencia de negociaciones colectivas”, incluido en la versión 2024 del Informe Anual de Productividad. 

Liderado por el economista Estefano Rubio, este análisis, basado en datos de más de 3,000 empresas chilenas, precisa que el fortalecimiento del poder de negociación sindical permitió un aumento promedio en las remuneraciones de los trabajadores no gerenciales en los dos años posteriores a la reforma. Este incremento salarial se haría logrado sin afectar la rentabilidad empresarial, mientras los conflictos laborales disminuyeron en un 17.8%, y los gastos operativos se redujeron en un promedio del 15%, marcando un cambio significativo en la dinámica laboral del país.

El estudio destaca cómo el nuevo marco legal redistribuyó el poder negociador hacia los sindicatos, y habría fortalecido su capacidad para obtener mejores condiciones laborales sin necesidad de recurrir a acciones coercitivas costosas como huelgas, sabotajes o ralentizaciones. La hipótesis del estudio señala que este cambio generó un entorno laboral más colaborativo, lo que no solo mejoró la relación entre empleadores y trabajadores, sino que también optimizó el uso de los recursos empresariales. 

El documento también advierte que, a pesar del aumento en los costos salariales, los beneficios empresariales permanecieron estables, gracias a un uso más eficiente de recursos y a la disminución de conflictos internos. Además, descarta otras explicaciones, como una reducción en los activos físicos o en las horas trabajadas, consolidando el nuevo equilibrio de poder como la principal causa de estos resultados positivos.

Uno de los hallazgos relevantes fue el comportamiento de las tasas de sindicalización. Contrario a lo anticipado, estas no aumentaron significativamente tras la reforma; en algunos casos, incluso disminuyeron levemente. Esto se explica porque el fortalecimiento del poder sindical formal (de jure) redujo la necesidad de atraer nuevos miembros para consolidar su posición. En otras palabras, los sindicatos lograron negociar mejores condiciones sin necesidad de ampliar su base de afiliados, un resultado que desafía las expectativas tradicionales sobre el impacto de reformas laborales de este tipo.

La metodología empleada para este estudio en base a un diseño cuasi-experimental y un enfoque de estudio de eventos, utilizó la asignación cuasi-aleatoria generada por las fechas de vencimiento de contratos colectivos, lo que permitió evaluar con precisión los efectos de la reforma en variables clave como salarios, beneficios empresariales, tasas de sindicalización y conflictos laborales. 

Reporte CNEP 

Desde su creación, la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) ha desarrollado una amplia labor enfocada en la evaluación y diseño de políticas públicas orientadas a mejorar la productividad y el bienestar en Chile. A diciembre de 2024, ha producido 19 informes finalizados, 13 estudios exploratorios y tiene 7 estudios en proceso con fecha de entrega en 2025. Además, la comisión elabora anualmente informes de productividad y evaluación, complementados con la organización de seminarios, talleres y encuentros, con el objetivo de fomentar el diálogo entre la investigación académica, la formulación de políticas públicas y diversos actores de la sociedad.

Estudios realizados y en curso 

Eficiencia en la Gestión de Compras e Inventarios de Hospitales. Uno de los estudios presentados por la CNEP en 2024 analizó la gestión de compras e inventarios hospitalarios, centrándose en productos farmacéuticos y dispositivos médicos. Este informe destacó que el gasto en estos insumos creció un 23% entre 2018 y 2023, alcanzando aproximadamente 1,4 billones de pesos, equivalentes al 25% del gasto en bienes y servicios del Gobierno Central. Este crecimiento supera otras variables clave, como el aumento de beneficiarios de FONASA (15%) y el envejecimiento poblacional.

El estudio identificó mermas significativas en la gestión de estos insumos y destacó la necesidad de optimizar procesos para garantizar calidad, oportunidad y eficiencia. Entre las 30 recomendaciones propuestas se incluyen mejoras en trazabilidad, coordinación interinstitucional y cambios normativos. De implementarse, estas medidas permitirían ahorrar recursos equivalentes a financiar la construcción de cuatro hospitales como el Sótero del Río cada año.

Atención Primaria de Salud (APS): hacia una mayor eficiencia. En el ámbito de la APS, la CNEP actualizó 14 de las 36 recomendaciones realizadas en 2022 para fortalecer la cobertura y la calidad del sistema. Entre las medidas priorizadas se encuentran la expansión de TeleSalud y la implementación de Domicilio Clínico Digital, que mejoran el acceso a la atención y la interoperabilidad de datos clínicos. Además, se propuso evaluar el modelo de Asociación Público-Privada (APP) como una solución para abordar la brecha de infraestructura sanitaria, estimada en USD 1.000 millones.

Línea Base para Proyectos de Inversión Minera. Informe da cuenta del plazo de tramitación total que requieren proyectos de inversión en el sector minero para ser aprobados, (línea base), identificando 11 categorías representativas de la industria. Análisis contempla ruta crítica de cada proyecto y  plan de trabajo para monitorear cumplimiento de la meta de reducir los plazos en un tercio, acordada en el marco de la aprobación de la ley 

La CNEP también ha completado informes sobre: Planificación Territorial: Propuestas para mejorar la evaluación y coordinación de Planes Reguladores Comunales, con un enfoque en metas claras y desarrollo sostenible. Evaluación Anual 2024: Análisis de políticas públicas, programas y regulaciones, con énfasis en mejorar la eficiencia del gasto público. Eficiencia en la Gestión de la APS: Diagnóstico del grado de implementación de recomendaciones anteriores, con un avance estimado del 36%.

Por otra parte, la CNEP se encuentra avanzando en el desarrollo de siete estudios que abordan desafíos estratégicos para el país y buscan aportar soluciones efectivas en diversas áreas críticas. Entre estos, destacan: 

La inteligencia artificial (IA) y su impacto en la productividad y el mercado laboral en Chile. El objetivo es analizar los efectos de la inteligencia artificial (IA) en la productividad y el mercado laboral en Chile, con foco en cómo la IA está transformando industrias, desplazando empleos a través de la automatización, creando nuevas oportunidades y alterando las estructuras del mercado. Además, se explorará barreras tecnológicas, regulatorias y organizacionales que dificultan su adopción, como el acceso desigual a internet, la disponibilidad de datos y protección de la privacidad.

En base al análisis descrito, se identificarán áreas donde la IA puede mejorar la eficiencia para proponer recomendaciones de políticas públicas que promuevan un crecimiento tecnológico inclusivo y sostenible.

También la CNEP realiza un análisis centrado en la Carga regulatoria ambiental aplicable a proyectos en fase operativa en el sector minero. Este trabajo tiene como objetivo optimizar las normativas existentes, garantizando un equilibrio entre el cumplimiento regulatorio y la sostenibilidad, sin comprometer la competitividad de esta industria esencial para la economía chilena.

Otro estudio se concentra en los Conflictos socioambientales que afectan a grandes proyectos de inversión. A través de la evaluación del marco normativo vigente, se busca proponer mejoras que permitan gestionar estos conflictos de manera más eficiente, respetando los derechos de las comunidades afectadas y promoviendo el desarrollo sostenible. Este enfoque incluye la revisión de experiencias internacionales y el análisis de mecanismos que han demostrado ser efectivos en la reducción de conflictos en contextos similares.

En colaboración con la FAO, la CNEP también está revisando la Ley N° 21.210 para evaluar los Incentivos fiscales que buscan reducir el desperdicio de alimentos en el país. Este estudio tiene como meta fomentar prácticas sostenibles en la cadena alimentaria, promoviendo una mayor eficiencia en la producción y distribución de alimentos, y contribuyendo a combatir un problema global de relevancia creciente.

Uno de los trabajos fundamentales de la CNEP está enfocado en la Evaluación de políticas públicas. El documento,  denominado “Agenda de Evaluación de Mediano Plazo”, además de sistematizar el conjunto de instrumentos que se utilizan en Chile para evaluar políticas públicas, contemplará un diagnóstico y recomendaciones para el fortalecimiento y promoción de la evaluación.

Estos estudios reflejan el compromiso de la CNEP por abordar problemáticas complejas de manera integral, generando propuestas concretas que fortalezcan la productividad, impulsen la sostenibilidad y contribuyan al bienestar de la población.

Finalmente, cabe precisar que la CNEP continua fortaleciendo su rol estratégico a través de su participación en diversas comisiones y  foros internacionales. 

En el ámbito internacional, el secretario ejecutivo de la CNEP, Rodrigo Krell quien es  uno de los tres copresidentes del Foro Global de Productividad (GFP) de la OCDE, participó en la reunión anual de la OCDE en París, celebrada en octubre de 2024, donde presentó los avances de Chile en políticas orientadas a la productividad y destacó áreas críticas que requieren atención para mantener la competitividad del país. 

A nivel nacional, la CNEP colabora activamente en la Comisión Asesora de Modernización del Estado, donde contribuye al diseño de una agenda que busca transformar la relación entre el Estado y los ciudadanos. Además, Rodrigo Krell, forma parte del Círculo de Innovación de ICARE para el período 2024-2025, y participa en instancias como el Comité de Modernización de Relaciones Contractuales para la Construcción y el Comité Interministerial del Plan de Evaluaciones.

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