Comisión Nacional de Productividad: «La legislación que tenemos es capaz de acomodarse a plataformas disruptivas»

El Mercurio

08 de enero de 2018

 

A ocho meses de que la Comisión Nacional de Productividad (CNP) iniciara un estudio sobre las plataformas disruptivas y sus desafíos, riesgos y oportunidades para el país, las primeras luces de cómo impactan estas economías colaborativas ya están tomando forma. Así se desprende del informe preliminar que será presentado oficialmente este martes por Alfie Ulloa, secretario ejecutivo de la entidad, quien dará a conocer la investigación que se enfocó en cuatro áreas: transporte, alojamiento, financiamiento y telemedicina.

Como adelanto del informe que será presentado en mayo al Presidente de la República, Ulloa enfatiza que el principal objetivo fue determinar cómo se deben regular estas nuevas tecnologías y cómo se deben diseñar las políticas públicas para incorporarlas dentro del sistema existente. «Lo que buscamos es conocer los desafíos de Chile en aspectos regulatorios, pero entendiendo que son desafíos que deben promover el mejor uso de plataformas tecnológicas disruptivas, como mecanismos para aumentar la productividad y el bienestar de las personas», precisa el secretario ejecutivo de la CNP.

Desde el punto de vista de la regulación, advierte que la legislación actual funciona en su gran mayoría, aunque requiere de adecuaciones acordes a la nueva economía colaborativa. «Por ejemplo, el alojamiento de viviendas amobladas paga IVA, entonces la política tributaria que corresponde a las plataformas de alojamiento como Airbnb es la que está. Hay cosas específicas, pero no se requiere un código de comercio nuevo para la era digital», dice. Asimismo, en materia laboral se identificó que los proveedores de plataformas, en principio, no serían empleados de estas, sino independientes, y hoy la legislación laboral contempla mecanismos para que los trabajadores independientes accedan al sistema previsional.

Lo mismo ocurre con la fiscalización. Bajo ese escenario, sostiene que junto con actualizar la normativa se requiere la modernización del Estado: «El Estado debe entender que tiene que haber cierta innovación en las regulaciones y que esa regulación tiene que hacerla como todos los emprendedores: emprendiendo. Creer que la ley que se hará hoy tendrá la capacidad de regular y fiscalizar la tecnología de mañana, es imposible».

En esto, Ulloa enfatiza que el uso de la tecnología es clave, ya que es lo que permite que el Estado pueda ser un emprendedor regulatorio y actuar como un verdadero innovador: «Si no somos capaces de hacerles un espacio a estas tecnologías, nos vamos a quedar fuera de la cuarta revolución industrial o revolución tecnológica, es como que prohíban la máquina a vapor o la electricidad», dice.

-¿Cómo se logra un Estado emprendedor regulatorio?

«Necesitamos que el Estado asuma y use la tecnología. La principal conclusión -y que yo no me esperaba- es que la legislación que tenemos es capaz de acomodarse a estas plataformas».

-¿Por qué, entonces, se cuestiona la informalidad de estos negocios?

«Son negocios tradicionales que se están entregando a través de plataformas nuevas, no reguladas. Es el mismo servicio, pero se provee de manera distinta. Entonces desde esa perspectiva no están fuera de la ley, estamos hablando de negocios que pueden operan bajo la ley.

«Probablemente hay cosas que hay que ajustar en la actual legislación que estaban pensadas para el modelo tradicional. Eso sí, para que estas cosas funcionen es necesario que el costo de esa legalización sea razonable».

-¿Cuáles son los riesgos?

«Nuestra preocupación es que el Estado sea capaz de no inhibir este desarrollo tecnológico, porque tenemos un montón de esfuerzos públicos dirigidos a promover este desarrollo, pero nuestra regulación y fiscalizadores no van a la misma velocidad. El punto está en que se entienda que la fórmula de prestación de servicios cambió, que no son las formas que teníamos en el siglo XX, porque sin asumir eso o nos quedamos fuera de la revolución tecnológica, o todos los emprendedores que usen esa tecnología los vamos a terminar llamando piratas. Ahí está nuestra misión, la de hacer recomendaciones al gobierno y que esto sea una oportunidad que beneficie a todos. Somos optimistas».

-Se podría decir que este primer análisis de las plataformas disruptivas fue más bien positivo.

«Muy positivo. Vemos más oportunidades que riesgos, y estos se pueden mitigar usando las tecnologías. Además, no tenemos opción. El punto es cómo el país se enfrenta a la cuarta revolución industrial, si lo hace de manera defensiva, en que solo reacciona prohibiéndola, o se enfrenta de manera positiva para intentar ver soluciones a los beneficios reduciendo los costos, eso es lo realmente importante».

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